Arizona 2013: “El IRONMAN de mi reivindicación”
El IRONMAN (IM) de Arizona no estaba en mi calendario de 2013, de hecho nunca lo había considerado; sin embargo, terminó por convertirse en el IM de mi reinvindicación.
En la primera parte de este texto les conté cómo y por qué Inicié en febrero de 2013 mi preparación para el IM de Frankfurt en junio. No sabía que esta competencia pondría a prueba mi resiliencia, que me llevaría hacia Arizona y que pesaría tanto mi cambio de mentalidad con el apoyo de Purplepatch Fitness y Matt Dixon. Ahora quiero contarles los detalles de la carrera y el por qué la recuerdo con tanta gratitud.
La carrera
El IM de Arizona es la última carrera del circuito en Estados Unidos, es una carrera muy bien producida, lo que la hace muy popular. Tiene un circuito bastante rápido y a la vez demandante, con una natación en aguas frías y turbias, donde se hace indispensable el uso de wetsuit. El ciclismo consiste en tres vueltas de 60km con un falso plano de ida, con vientos crecientes a medida que avanza el día, y dos vueltas de atletismo en su mayoría sobre concreto, acompañadas de una temperatura ambiente que aumenta a lo largo del día, junto con el viento seco del desierto.
Los días anteriores a la competencia, los dediqué a poner a punto la bicicleta, a registrarme, unirme a la práctica oficial de la natación y cuidar mi alimentación, hidratación y sueño, así como el horario de los mismos. Por último tuve una reunión con Matt para definir la estrategia de carrera, que se enfocó en las sensaciones de mi cuerpo en competencia y no en tiempos ni en posiciones.
El día de la competencia, me desperté pasadas las 4 am. Después de mis ocho horas de sueño, salí a hacer un pequeño trote de 15 minutos con el fin de despertar a mi organismo y despejar la mente. Desayuné y fui a la zona de transición para la marcación, preparar mi nutrición de carrera y poner aire en las llantas de la bicicleta. Con todo listo me uní a otros atletas de Purplepatch y a mi entrenador, un último abrazo y nos deseamos suerte en la competencia.
La aventura arrancó a las 7 en punto. Salí del agua en 1h09, un tiempo superior al de mis tres IM anteriores. Realicé una transición rápida y empecé la primera vuelta de ciclismo a un ritmo muy controlado. A partir de la segunda vuelta comencé a poner ritmo en la bicicleta y así pude bajarme en tercer lugar de mi categoría.
La segunda transición fue rápida también, empecé la carrera con un trote ligero y controlado y a medida que mi cuerpo asimiló el atletismo aceleré hasta llegar a mi ritmo de carrera. Alcancé la segunda posición alrededor del km 9, y el primer lugar de la categoría antes de terminar la primera media maratón. Mantuve el ritmo y me enfoqué en el proceso, controlando la alimentación y la hidratación en todo momento.
Los últimos metros a la meta fueron inolvidables, con un público emocionado que estiraba sus manos y aplaudía a mi paso, acompañado de la voz de Mike Reilly (la voz de IM) que pronunciaba: “Marialuz Arellano from Quito-Ecuador, you are an Ironman!”. Una sonrisa, un nuevo récord personal de 10h02:18, un primer lugar en la categoría y mi cupo para el campeonato mundial en Kona-Hawaii 2014.
Como funciona la mente:
Los pensamientos, las sensaciones y las creencias constituyen un pilar fundamental en una competencia, no solamente durante la misma sino en todo el proceso, pues con estas creencias se construye la experiencia del IM. La competencia constituye el premio a nuestra capacidad de construir ese sueño y hacerlo realidad.
Mi mejor tiempo era de 10h08 logrado en Austria 2011, fue una experiencia única e inolvidable, ya que pude cruzar la meta con mis cuatro hijos. La pregunta de si sería capaz de romper mi propio récord solo se respondería al intentarlo, sabiendo que sería difícil y complicado, el listón estaba ya bastante alto.
Al estar enfocada en el proceso y no en los resultados, logré tener mi mente muy despejada, emocionada de lo que iba a vivir con la intención de disfrutar de cada segundo de la competencia. Tener el tiempo de agradecer a los voluntarios, de sonreír a las cámaras y dar ánimos a otros atletas en el camino, solamente te llena de más energía y ánimos para continuar.
El ver mi tiempo del agua superior a los IM anteriores no me preocupó, recordé lo bien que me sentí nadando, pensando que nunca perdí el control y la técnica durante toda la travesía.
Al saber que iba tercera, me alegré al pensar en la posibilidad de tener un cupo; sin embargo, eso no era todavía una certeza, quedaba mucho por recorrer.
Al confirmar que la corredora que estaba en segundo lugar estaba a pocos metros de mí, mantuve el control, me acerqué sin acelerar, corrimos algunos metros hombro a hombro y luego me separe, sabiendo que tenía todavía una corredora al frente, que seguro estaría luchando y disfrutando tanto como yo.
Al tener la noticia de que iba primera si me estresé pues pensé: “estar primera no significa llegar primera”. En ese momento me enfoqué en mantener la forma, el ritmo y seguir sonriendo y disfrutando de la carrera, pues esa energía me había llevado a donde estaba en ese momento.
Al cruzar la meta, no fui capaz de pensar en nada, solo sentí una alegría inmensa, pensé en las personas que me habían acompañado hasta allí, en lo importante que era ese instante pues quedaría grabado para siempre en mi memoria.
Finalmente, en todo el proceso, esta canción me inspiró un montón: http://www.youtube.com/watch?v=CevxZvSJLk8