IM 70.3 PERÚ. Lo que viví fue mejor de lo que imaginé.

El mejor lugar en la vida para seguir soñando y renovar el compromiso de materializarlos. 

Lo importante es que cuando consigas lo que buscas, lo aprecies aún más que cuando luchabas por alcanzarlo. 
— Marialuz

Después de mucho tiempo, he vuelto a competir, he vuelto a sentir la adrenalina y la emoción del triatlón, he vuelto a poner a prueba mi mente y mi cuerpo. He renovado mi compromiso con la vida. 

Dar el primer paso (registrarme) me llenó de miedo e incertidumbre; sin embargo, decidí arrasar con la razón y confiar en mi corazón. 

Llegué al 70.3 de Lima con una mezcla de emociones y sentimientos.

  • Ilusión y  alegría, por estar más cerca de  volver a hacer algo que en algún momento pensé que ya no me sería posible. 

  • Incertidumbre, porque siempre están los imponderables, aquello que no podemos controlar. Me preparé para afrontarlos y aceptarlos, para ceder ante lo que viniera, así como el árbol de bambú que resiste y encuentra maneras para volver fortalecido a su posición original. 

  • Ansiedad, porque todavía una parte de mí dudaba de ser capaz de lograrlo. 

  • Temor a que ciertos sentimientos puedan volver a doblegarme, que sean más fuertes que mi voluntad y mi deseo de lograr lo que me había propuesto. Tenía miedo de que reaparecieran con la intención de impedirme reclamar lo que merezco. 

  • Optimismo. Me visualicé tantas veces en esa línea de partida, corriendo para adentrarme hacia el mar y desplazarme en sus aguas. Luego salir para encender mis piernas, recorrer y disfrutar de esos 90k de bicicleta. Sentirme veloz y ágil, guardando energía para correr con el pecho hinchado de emoción. Fluir, flotar y volar. 

Lo que tuve el privilegio de vivir fue aún mejor de lo que imaginé en mis múltiples visualizaciones. Sentí a mi cuerpo fuerte, con una energía única que circulaba y se expandía. Esta sensación fue capaz de producir aún más poder. 

Era yo, y al mismo tiempo, al recordar y volver con mi mente a esos momentos, podría decir que no era solo yo quien se estaba moviendo. Había una fuerza exterior que me empujaba, que no era mía. Un calor en el corazón que me abrigaba desde adentro, con la capacidad de convertirse en la sonrisa que me acompañó durante toda la carrera. 

Fui feliz, sí, inmensamente feliz. Estaba logrando algo único y especial, producto de MI esfuerzo, MI compromiso, MI disciplina y la justa necesidad de reclamar lo que es MÍO, el triatlón. 

Cuando no tienes no tienes nada que perder, saltas, y cuando ya lo lo has perdido todo, vuelas.
— Miguel Gané

Este es el resultado que importa, con eso me quedo, porque es justamente lo que me permite alzar la mirada y proyectarme hacia nuevos retos y desafíos. 

Me quedo con…

  • La capacidad que tenemos todos los seres humanos de levantarnos, resurgir y darnos nuevas oportunidades. 

  • Con la opción de abrazar el momento y quedarme con lo que me sirve para avanzar, reconociendo que nada es perfecto.

  • La idea de que la felicidad son momentos como estos, que nos dan el impulso para seguir adelante. 

Por el lado de los números, los tiempos, sin duda,  la guía acertada  y el acompañamiento en mi preparación fue impecable. Yo por mi parte cuidé de cada uno de los detalles para que esta experiencia sea memorable y única. 

  • 1er lugar en mi categoría 50-54

  • 2do lugar en la general de mujeres amateur

  • 5to mejor tiempo en la bici de todas las mujeres

  • 12vo mejor tiempo en atletismo de todas las mujeres

  • 10mo lugar en la general mujeres

Lo he dicho siempre, cada carrera es una analogía de la vida y esta competencia es el vivo ejemplo de que cuando trabajas en ti, buscas tu bienestar y te nutres sanamente en todo sentido, cuando aprendes de tus errores y tus aciertos, cuando tienes el valor de perdonar, serás capaz de  entregarte con humildad y sencillez, para recibir no solo lo que esperas, sino aquello que necesitas. 

Lee: ¿Ya hiciste tu análisis post competencia?

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