Soy saludable, por tanto estoy saludable

Es una decisión propia lo que consumimos, la forma cómo alimentamos a nuestro cuerpo. Uno de los primeros desafíos que tenemos es identificar cuál es el tipo de gasolina ideal con el que funcionamos.

Es una decisión propia lo que consumimos, la forma cómo alimentamos a nuestro cuerpo. Uno de los primeros desafíos que tenemos es identificar cuál es el tipo de gasolina ideal con el que funcionamos.

El primer paso para tomar el control de nuestra salud es conocernos profundamente, hacer un trabajo de propiocepción, activando las alarmas del cuerpo y de los sentidos
— Marialuz

Estar saludable para mucha gente puede significar la ausencia de enfermedad o de malestares físicos. Sin embargo, creo que existe un nivel más elevado de salud que es al que debemos aspirar. Este consiste en generar cambios consistentes en nuestros hábitos y estilo de vida en todas nuestras dimensiones, para permitirle a nuestro cuerpo operar y funcionar en óptimas condiciones y tener una mejor calidad de vida.

Para llegar a estos cambios de manera eficiente y lograr los resultados que esperamos, lo primero es conocer la razón y la explicación coherente y científica de por qué es necesario adoptar ciertos hábitos y tomar ciertas decisiones con respecto a nuestra salud y estilo de vida.

La mayoría de veces la explicación es bastante lógica y casi evidente, sin embargo, por la velocidad con la que se mueve el mundo y la rapidez con la que la desinformación transita, nos podemos equivocar con respecto a cómo vivir, comer, dormir, ejercitarnos... adecuadamente.

Evitar ciertos hábitos como la adicción al azúcar, el sedentarismo, consumir alimentos procesados, manipulados, fumar, entre otros, no solo nos evita enfermarnos, sino incluso puede revertir los problemas de salud.

Cambiando la mentalidad

El primer paso para tomar el control de nuestra salud es conocernos profundamente, hacer un trabajo de propiocepción, activando las alarmas del cuerpo y de los sentidos, cuestionarnos sobre cada síntoma y reacción de nuestro cuerpo, estar alertas a los cambios, a las sensaciones y a las distintas manifestaciones que tiene para expresarse.

El cuerpo es nuestro primer hogar, es una máquina perfecta que está programada para funcionar sin descanso, con la capacidad de generar energía, regenerarse, adaptarse, desechar lo innecesario, producir lo que necesita para trabajar de manera óptima y, además, luchar contra todas las amenazas internas y externas que pretenden afectarlo (recordemos que esas amenazas son en la mayoría de casos auto generadas y auto decididas).

Es una decisión propia lo que consumimos, la forma cómo alimentamos a nuestro cuerpo. Uno de los primeros desafíos que tenemos es identificar cuál es el tipo de gasolina ideal con la que funcionamos.

Entendemos que existen varias tendencias y tipos de corrientes y teorías alimenticias. Creo que no existe un patrón o fórmula general, sin embargo, si es posible encontrar cuál es el régimen alimenticio ideal con el que nuestro cuerpo funciona de manera óptima. Y para conocer eso no hay mejor forma que probar y escuchar con atención lo que el cuerpo pide y los cambios que se generan con la alimentación que adoptemos.

Síntomas y causas

Las patologías o enfermedades son producto no solamente de una dieta equivocada o no funcional, sino también de otros hábitos como la falta de sueño y descanso, el estrés excesivo y otros problemas emocionales no resueltos, ansiedad e irritabilidad, cambios de ánimo.

Por eso es necesario diferenciar los síntomas de las causas. Los síntomas son las manifestaciones que tiene el cuerpo para hacernos saber que algo no está funcionando como debería y que, adicionalmente, el cuerpo está agotando su capacidad de hacerle frente a aquello que lo está amenazando. Las causas son esos hábitos y decisiones que están generando una patología o malestar.

Cuando algo me duele o me molesta realizo un escaneo de mi cuerpo y luego analizo: si he consumido algo en exceso o algo a lo que no estoy acostumbrada, si he descansado y he dormido suficiente, buscando las razones del malestar. Si después de ese análisis no encuentro respuesta, le pregunto a mi cuerpo qué me está queriendo decir, pues es muy probable que haya algún aspecto emocional que sea necesario tratar, concienciar y resolver.

Si entendemos que manejamos una máquina compleja que está completa y lógicamente interconectada, en donde la manifestación de buen funcionamiento es el resultado armonioso de una homeostasis, producto de la sinergia entre cada partícula, célula y órgano , así también, la patología o enfermedad es una cadena de acciones infructuosas del cuerpo en su lucha por mantener la homeostasis, en donde las fuerzas contrarias son superiores o están atacando por un largo periodo de tiempo.

Los malos hábitos son la causa de varias enfermedades, esa información ha sido difundida y muchos estamos al tanto de ello, lo que debemos tener claro es que está en nuestro poder decidir los cambios funcionales capaces de prevenir y mejorar algunas condiciones patológicas.

Hoy, la mayoría de los problemas de salud se dan por la forma en que deliberadamente escogemos vivir. Los virus, las bacterias, los tumores, las infecciones, las intolerancias, las alergias y las enfermedades crónicas autoinmunes son las consecuencias de esas decisiones. Está en nuestras manos evitarlas.

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