Claves para activar la observación consciente

Observar demanda de quietud y de silencio para mirar primero hacia el interior e indagar sobre quiénes somos y por qué estamos aquí. Entonces, estamos listos para observar hacia afuera, el mundo.
— Filosomi

Ver: Percibir algo por medio del sentido de la vista.

Observar: Mirar a algo o a alguien con mucha atención y detenimiento para adquirir algún conocimiento sobre su comportamiento o características.

No es lo mismo ver el mundo, que observar el mundo. Mientras el uno es el acto físico de mirar en automático, con el filtro de las propias creencias, las experiencias y los estados emocionales, observar es un acto de despertar consciencia, que nos lleva a una profunda introspección personal.

Observamos para:

  • Adquirir información.

  • Reflejarnos en otros y aprender de ellos.

  • Plantearnos nuevos escenarios.

  • Entrenar la empatía.

  • Potenciar la capacidad de resolver problemas.

  • Incentivar el autoconocimiento.

Según Enric Corbera, el padre de la Bioneuroemoción, observar con consciencia significa:

  1. Mirar una escena sin juzgar, sin tomar posición. Los juicios hablan más de uno mismo que del otro.

  2. Identificar esos estados personales que repetimos constantemente en distintos escenarios, sobre todo los conflictivos. Cuando los observamos auto indagamos sobre nuestra propia historia y reconocemos el porqué de nuestras reacciones emocionales.

  3. Comprender que el otro no es la causa, el otro siempre es nuestro espejo. Reflejamos hacia el exterior lo que más nos gusta y lo que más nos disgusta de nosotros mismos, por eso observar es una increíble herramienta de autoconocimiento.

  4. Reemplazar el lenguaje simbólico por el lenguaje descriptivo. No es lo mismo responder a la pregunta “¿por qué se divorciaron?”, respondiendo: “es que se acabó el amor”, a decir: “porque mi esposo estuvo con otras mujeres”. En el primer caso, siempre estamos buscando justificativos, mientras que en el segundo, observamos de manera objetiva la realidad, lo que nos facilita aprender de las situaciones difíciles y buscar soluciones.    

Observamos y estamos presentes

Todo lugar es aquí y todo momento es ahora.

Detenernos a observar lo más simple del camino hasta esos momentos complejos de la vida es estar PRESENTES en el aquí y en el ahora. Como consecuencia:

  • Nuestra atención se agudiza.

  • Pulimos la calidad de nuestros pensamientos.

  • Entendemos la importancia de actuar.

  • Tomamos mejores decisiones.

En un mundo con un estilo de vida tan vertiginosos ¿Estamos realmente presentes? ¿Estamos realmente dispuestos a observar? Contesta estas preguntas:

Si respondiste SÍ a alguna de las preguntas no estás disfrutando al máximo del AHORA.

¿Cómo mejorar la situación? Prueba con:

  1. Renunciar a la necesidad de control. Suelta lo que no puedas controlar y concéntrate en lo que sí puedes controlar, como tu percepción personal de las cosas.

  2. Agradece por lo que tienes ahora, no los des por sentado, aunque se haya convertido en algo “normal”. Y además, agradece por lo bueno y lo malo que ocurre en tu vida. Todo es aprendizaje.

  3. Hacer una pausa de las obligaciones cotidianas. Desconectarte te conecta.

  4. Ponerle más atención a tus emociones y pensamientos. Escúchalos y atiéndelos, son extremadamente valiosos.

  5. Establece prioridades en tu vida y dales la atención que se merecen. Nunca será tiempo perdido.

Además, podrías añadir a tu rutina diaria prácticas como la meditación, ejercicios de respiración para relajar la mente y escribir un diario.

Mira el capítulo de Espirales ¿Qué vemos? con Carlos Andrés Vera.

Anterior
Anterior

El ADN no es nuestro destino ¿Cómo modificar la genética a nuestro favor?

Siguiente
Siguiente

¿Qué es en realidad sentir con el otro?