El cuerpo nunca miente

El cuerpo es el depositario de todas las experiencias que nos suceden en la vida.

El cuerpo habla lo que la mente calla.
— Enric Corbera

Los seres humanos tenemos una sed constante de CONECTAR, y no solo con los otros, sino, esencialmente con nosotros mismos. Una conexión interior que es la suma del cuerpo más la mente.

En esa ecuación, el cuerpo no solo es el empaque, el estuche, a través del que se moviliza el alma y sus propósitos, sino sobre todo, es EL MENSAJERO de todo lo que se gesta realmente en nuestro interior.

Un interior que no solo se compone de las experiencias presentes, sino de todo lo recibido desde la concepción, e incluso de la carga genética heredada de nuestros antepasados y de la humanidad en general. Esto es el ADN, la memoria personal y colectiva.

Al respecto, el experto en Bioneuroemoción Enric Corbera dice que “la mente habla desde las creencias y desde lo aprendido, mientras que el cuerpo habla desde el inconsciente, manifestando tus verdaderas emociones y sensaciones”.

“El día en que empiezas a vivir según lo que te pide el cuerpo,

ese día sucede la MAGIA”.

Entonces, si ahora mismo estás sintiendo una molestia física, un dolor en tu cuerpo, deja a un lado el miedo y escucha.

  • ¿Qué te quiere decir ese dolor?

  • ¿Con qué situación de tu vida se relaciona?

  • ¿Qué emociones afloran cuando lo sientes?

  • ¿Qué necesitas para liberar ese malestar?

  • ¿Qué te permite o te impide ese dolor?

El cuerpo es el depositario de todas las experiencias que nos suceden en la vida. Guarda lo que hemos pensado, sentido y experimentado a través del tiempo. Es el reflejo de todo lo que hemos puesto en su interior. Por eso se hace urgente volver a conectar con nuestro cuerpo, en medio de un ambiente que insiste en desconectarnos.

Sí, porque a la mínima expresión de nuestro cuerpo tenemos a la mano una pastilla, la solución fácil y más cómoda, que atiende el pico de iceberg pero que no comprende su profundidad.


Lo que no se ha podido expresar con lágrimas o con palabras, se expresa después con dolores.
— Anne Schutzemberger

El cuerpo no se rinde, seguirá insistiendo hasta ser escuchado. Esto se trata del famoso factor psicosomático (el síntoma está a nivel físico pero su origen es psicológico). Nuestras emociones, las verdaderas emociones, nos hablan a través del lenguaje no verbal del cuerpo:

  • La postura

  • Sus movimientos

  • Los dolores

  • Las sensibilidades

  • Sus desbalances

  • La enfermedad

Por eso, expertos como Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke, autores del libro “La enfermedad como camino”, creen que lo que llamamos vulgarmente “enfermedad”, es en realidad la expresión natural del cuerpo para que nuestro estado de consciencia vuelva al equilibrio y, más todavía, evolucione (Lee: Enfermedad ¿Tiene un propósito en nuestras vidas?).

¿Cómo conectar nuevamente con nuestro cuerpo?

Cada cuerpo es único, irrepetible, memorable.

  1. Aceptemos y valoremos a nuestro cuerpo con amor

    Recuerda que este cuerpo no solamente nos moviliza y nos transporta, sino que guarda y transmite aquello que nos vuelve únicos, irrepetibles y hace nuestra vida memorable.  Nos permite sentir y emocionarnos. Por supuesto, también lleva cicatrices que un día fueron heridas. Son las cicatrices las que nos marcan para siempre y nos moldean. Nosotros elegimos como. 

  2. Honremos a nuestro cuerpo y sus distintas manifestaciones

    Atendamos sus alertas y señales, distanciados del miedo. Siempre son la brújula para saber si es necesario detenernos o avanzar en las distintas facetas de la vida. Escuchemos con atención su sabiduría, su intención es lograr la homeostasis (el estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo que se necesita para sobrevivir y funcionar correctamente) y el bienestar integral.

  3. Cuidemos el ambiente emocional al que nos exponemos

    Recuerda que, como dice Enric Corbera, el cuerpo nunca miente porque está dominado por el inconsciente. Fíjate con quién hablas, de lo que hablas, cómo lo expresas, con quién comes, con quién compartes tu vida. “La próxima vez que una comida te siente mal y seas consciente de ello, analiza con quién has comido y sobre qué has hablado. Te sorprendería la de veces que te sienta mal la comida por el ambiente que rodea el hecho de comer y no por lo que comes en sí”. 

Una reflexión final…

A la final solo tenemos asegurada una compañía en la vida, la de nosotros mismos.

Es importante asegurarnos de que esa convivencia sea muy agradable.

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